Estos mensajes canalizados llegan en estados de meditación en los que percibo imágenes que se van trenzando con las palabras que escucho. Es una danza continua entre la clarividencia y la clariaudiencia, la capacidad de ver y escuchar claramente, más allá de mis ojos y oídos físicos. Grabamos cada una de estos mensajes, ya que son un regalo diario. Más allá del mensaje canalizado que queda registrado a través de mi voz, he establecido el compromiso de realizar un dibujo simbólico que condense su sentido, de modo que también quede un registro visual, y podáis conectar imaginalmente con el núcleo y la esencia del mensaje.
En un inicio, transcribía estos mensajes y los compartía en mi blog, allí encontraréis una pequeña selección. Más tarde me di cuenta de la importancia de la cadencia de las palabras y la vibración de la voz a la hora de escuchar estas comunicaciones, ya que son como un diapasón que contagia su frecuencia enaltecida. Por ello, os invitamos a sintonizar con ellas, a escucharlas con el corazón abierto, en un estado sereno de receptividad.