TINIEBLA DE LUZ

Mapi Rivera

Porque por el libre, absoluto y puro apartamiento de ti mismo y de todas las cosas, arrojándolo todo y del todo serás elevado espiritualmente hasta el divino Rayo de las tinieblas de la divina Supraesencia. Dionisio Aeropagita s. V.

…Ya en el siglo V, Dionisio Aeropagita concibió la visión carente de formas como la única vía de contemplación divina. Ante nuestra visión queda, tan sólo, una “tiniebla superclarísima” que nos envuelve, abraza y no tiene límite, principio o final. Luz blanca, Luz en la tiniebla, Luz clarificadora.

Se trata de una Luz que se desmarca de lo solar y seco, capaz de crear sombras y formas definidas y se impregna de lo húmedo y vaporoso, capaz de difuminar contornos. Es, sin duda, una forma de hablar de una Luz primigenia que transciende la luz natural. Una Luz apofática, que no es posible describir. De allí el recurso de la tiniebla y la nube que la matizan, negando cualquier definición verbal o imaginal. Ni las palabras, ni las imágenes son capaces de expresar su fuerza amorosa, su esplendor y su poder vital. Nada salvo aproximaciones poéticas, visuales y paradójicas consiguen esbozar los visionarios, los místicos y los creadores. Sus poemas, sus obras de arte, sus melodías sublimes, no son sino testimonios de una vivencia, instantáneas de la incursión en el paisaje visionario. La tierra de las visiones, los parajes paradisíacos que pueblan los sueños proféticos, los arrebatos místicos, las inspiraciones artísticas se sitúan según Henry Corbin en un lugar intermedio entre lo inmanente y lo trascendente, entre la tierra y el cielo.