Una figura femenina vestida con un traje sedoso de cuyas costuras cuelgan hilos extiende los brazos asumiendo el aspecto de un ser alado. Con ritmo constante y candencioso procede a estirar cada uno de los hilos, desprendiéndose de ellos y, al mismo tiempo, descosiendo el vestido. Los hilos son símobolo de las múltiples ligaduras que nos atan al mundo, una vez liberada de todos ellos el vestido cae, para descubrir el cuerpo desnudo.