…La metamorfosis de los personajes de “Alicia en el País de las Maravillas” es siempre contingente. Pero las figuras que dibuja Mapi Rivera, el paisaje de sus fotografías, muestran nuevos registros entre lo real, lo simbólico y lo imaginario que ofrecen otras experiencias de relación entre el yo y el otro. Transformarse en un árbol, una flor, en el astro solar, ser naturaleza sin jeroglíficos semióticos, es para la artista un potencial emocional capaz de desestructurar los viejos mitos con las preguntas más sencillas. Como los papelitos con notas escritas que encuentra Alícia en su itinerario, la artista escribe pequeños poemas en la pared que nos conducen por la luminosa zona interior de los sentimientos, del amor.
El cuerpo trazado sobre el papel, las ropas que cose para vestir las figuras que después fotografía, tienen la certeza de cumplir su ciclo natural: el destino de semilla germinada, que evoca la experiencia de Lavinia en “La mujer habitada” de la autora Gioconda Bell.
Anatomías que germinan, figuras transparentes surcadas por rojas arterias, manos que son ramas, rostros ocultos por el velo solar… retratos de una identidad que se renueva acompasada por el tiempo cósmico, el cronos de aquello que está vivo. Así la identidad se reintegra al medio de la vida desprendiéndose del medio de las circunstancias.
Fragmento del texto escrito con motivo de la exposición colectiva “Alícia no conoce su rostro”, comisariada por Pilar Bonet.