MI CORAZÓN SE HA PRONUNCIADO, 2002

Pilar Bonet

La intimidad se vive, no se puede representar. Se interioriza y experimenta sin imágenes. Anida en el espacio de las emociones, entre los pliegues de nuestro ser, atenta a la voz del corazón. La intimidad designa por igual la consciencia de nuestro interior y también al placer y el dolor de su existencia. La vida íntima, a la vez secreto y verdad, existe allí donde es imposible el contacto. Poner en escena la intimidad es revelar el secreto: visualizar la paradoja.

Los dibujos, las fotografías y los poemas de Mapi Rivera son proyecciones de esta paradoja: el tránsito íntimo entre el vivir y el representar, su dolorosa elección.

Sus indescifrables personajes, prestos a germinar en la tierra o diluirse en el espacio infinito, nunca pueden revelar la totalidad del misterio del mundo, pero aplazan su final y dilatan su verdad. Nos rescatan de la condena a vivir incomunicados, hacen de los momentos de la intimidad un paisaje para el más bello lugar de congregación. Ella misma nos muestra, en un poema, los lindes de su intimidad: todo desaparece cuando la luz se afirma, cuando el amor se expande…

La artista ensambla los vestidos, se arropa con ellos, respira el azul del amanecer, atrapa los momentos de luz, convoca el ritual y nos acerca entonces al lugar de lo íntimo: mi corazón ha pronunciado su voluntad de ser amor… Afirma, en la creación de las efigies, la luz.

Las imágenes de esta artista rasgan la neutralidad de los lugares de la representación y convierten la escena en quimérica presencia del espacio íntimo, aboliendo las distancias. Son una radical personificación de la intimidad, pero no son descripción, pertenecen a la experiencia más secreta y amorosa: ninguna estrella fugaz pasa, sin desaparecer en ese mismo instante ante la afirmación de luz…