LA HELIOSIS; UNA GOZOLOGÍA, 2011

Mapi Rivera

No hay noche que no tenga luz, pero está oculta. El sol brilla también en la noche, pero está oculto. Durante el día brilla y oculta las demás luces. De la misma manera actúa la luz divina, que oculta todas las luces.  Maestro Eckhart

Entonces me inundó el gozo de la unión y caí en el abismo sin fondo, y salí de mi espíritu para esa hora de la que nada se puede decir. Hadewijch de Amberes.

La palabra heliosis significa insolación, es decir, patología provocada por un exceso de exposición solar. Pero el sentido que adquiere en este proyecto, va más allá de la afectación física, para referirse a ella como un phatos metafísico. Los síntomas de este pathos, de esta pasión luminosa, son el gozo, la exaltación y la alegría radiante. El sufrimiento sería pues la antítesis de esta patología gozosa, de esta “gozología”. La radiación luminosa de Helios no afectaría únicamente a la superficie dérmica, sino que, penetrando hasta el fondo del ser, comunicaría con nuestra esencia luminosa. En las cumbres del paisaje visionario, el viajero enamorado, sintiéndose próximo al Sol, se reconoce iluminado. Sus sentidos se exacerban como dotados de una nueva sensibilidad y la percepción auditiva y visionaria traspasa sus posibilidades ordinarias, ampliándose para captar una nueva realidad.

Pero, no bastará con contemplar y saborear la belleza y la dulzura del Amor, con ser arrebatado con pavor, entusiasmo o alegría intensa por la visión de las múltiples facetas de su rostro único. Será necesario trascender las cumbres iluminadas, dejar atrás los paisajes visionarios, las inspiraciones creativas. Ir más allá del territorio intermedio, de las visiones sobrecogedoras, del juego caleidoscópico del pleroma imaginal. Aunque la proximidad, el roce luminoso y la visión húmeda de la Fuente del amor, convierta al viajero espiritual en conocedor, pionero y explorador del Misterio, la finalidad de su viaje va más allá del conocimiento visionario. El fin del recorrido místico, la heliosis es, en definitiva, una meta-iluminación. Se trata de una patología de amor, que activa el tropismo del enamorado para que se eleve y se abisme en un abrazo con su Amado.

El acercamiento a Helios conlleva, sin duda, una hiper-exposición solar. Los riesgos no son pocos. Si las alas que te alzan no son verdaderas, es decir, si el impulso amoroso no es real, la caída es, tal como le sucedió a Ícaro, inevitable. Enamorarse del Sol, siendo todavía humana, tiene sus consecuencias, la misma Leucotoe fue castigada al inframundo y trasformada en un árbol de incienso. Y es que, el requisito imprescindible para poder abrazar a Helios, para ser Él-yo, para fundirse con la Fuente de toda luz, es un corazón puro que se atreva a padecer una heliosis y que no dude en trasmutar su condición humana para volverse solar.