El proyecto La semilla de la imagen reflexiona sobre la germinación y el nacimiento de la imagen. La semilla que hace posible este proceso es una lente – del latín lenteja-.
Todo el plató fotográfico, se convierte en una suerte de cámara oscura o matriz para el cultivo de las imágenes. La luz como energía fértil atraviesa la lente, recreando una imagen más sutil, más etérea que la original.
La imagen original es una o dos figuras femeninas bañadas por una fuente de luz o rodeadas de un aro incandescente, que varían sus gestos en una danza experiencial. Sus emanaciones de luz se recogen en la lente/semilla como genes de información que se proyectan en distintos materiales fotosensibles, dónde toman cuerpo de imagen.
La matriz o cámara nos remite al mito de la caverna de Platón, pero en este caso no se proyectan sombras, sino luces, imágenes que, a pesar de su levedad, laten un halo de misterio que les confiere un sentido de realidad o de verdad.