ENHEBRAR AL SOL, 2013

Mapi Rivera

Luego me descubrió un orificio como el agujero de una aguja. Al mirar a través de él vi un hermoso resplandor y una deslumbrante luz.
Ibn Arabi

Me he cubierto con un velo pero sigo desnuda. No puedo esconder mi inocencia. Me he cubierto con un velo para no deslumbrarte. ¿Podrás soportar mi estado incandescente?
Mapi Rivera

Nada más llegar a la residencia de artistas Ifitry me sentí atraída por la costa y la fuerza del océano. Cada atardecer y cada amanecer, como si de un ritual de oración se tratara, bajaba a la playa a realizar sesiones fotográficas. El resto del día, lo pasaba revisando fotografías, paseando y leyendo un libro de Ibn Arabi que me había llevado para el viaje.

Sus textos me emocionaron profundamente. Algunos de sus poemas estallaban dentro de mí, coincidiendo plenamente con mis percepciones y vivencias. Los anotaba en mi diario, junto a otros escritos y dibujos que fluían inspirados por la lectura y el entorno que me rodeaba. Uno de los poemas de Ibn Arabi que ha acabado dando título a este proyecto dice que; Las iluminaciones de los místicos son como mares sin orillas, océanos de luz sin límites.

Sin embargo, para que el místico pueda regresar de ese viaje al Infinito, tiene que tener presente la orilla. Así mismo, la persona creadora que se sumerge en el mar de las ideas inspiradas, debe volver a la orilla para transcribir su experiencia.

En la orilla, lugar fronterizo que une el océano de lo desconocido con la tierra de lo familiar, me situé para realizar estas imágenes, orientándome siempre a la luz solar. También, el crepúsculo y la aurora son tiempos intersticiales que lindan entre la noche y el día, propiciando, según el sufismo, la experiencia visionaria y las apariciones angélicas.

La luz que nos permite ver, decía Ibn Arabi, es en sí misma invisible, los colores la manifiestan. Los velos de color blanco, amarillo, rojo, azul y verde que utilizo para las sesiones fotográficas ocultan y muestran esta realidad invisible. Mantienen en tensión la paradoja que sólo se desvela mediante la unión mística. Precisamente, el término árabe “yilwa” que quiere decir “quitar el velo a la novia en la noche de bodas” está relacionado etimológicament con la palabra “teofanía”, manifestación divina.

Conforme pasaban los días en ese lugar aislado, mi mirada iba saturándose de luz; de luz interior inspirada por la lectura de los poemas del místico analusí y de la luz exterior que contemplaba durante la salida y la puesta del sol.
Fue entonces, cuando comencé a sentir, cada vez con más intensidad, la presencia sutil de Ibn Arabi. Hasta que un mediodía, en que intentaba conciliar el sueño, llegué a oir su voz y su preguntá me atravesó como un relámpago; ¿Puede una aguja enhebrar al sol?

Esta pregunta me aguijoneó el corazón y una luz palpitante, viva y gozosa traspasó mi pecho vacío. Comprendí en ese momento que para hilvanar al sol, para religarme a su luz, primero debía estar hueca de mí.

Al entregarme sin reservas, el ritual de descubrirme ante el sol, de desvelarme ante su luz, cobró pleno sentido. Cada amanecer y cada atardecer celebraba unas nupcias sagradas. Me había convertido en una novia desnuda, ligera, libre, sin miedo a sumergirme en un océano de luz sin límites.