- NUBE DEL NO SABER VIII. Fotografía y retoque digital. Saravillo, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER III. Fotografía y retoque digital. Saravillo, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER II. Fotografía y retoque digital. Saravillo, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER IV. Fotografía y retoque digital. Saravillo, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER V. Fotografía y retoque digital. Saravillo, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER X. Fotografía y retoque digital. Aínsa, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER XI. Fotografía y retoque digital. Aínsa, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER XII. Fotografía y retoque digital. Aínsa, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER XIII. Fotografía y retoque digital. Aínsa, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER XIV. Fotografía y retoque digital. Aínsa, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER XV. Fotografía y retoque digital. Llanos del Hospital, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER XVI. Fotografía y retoque digital. Llanos del Hospital, Pirineo Aragonés, 2011
- NUBE DEL NO SABER XVII. Fotografía y retoque digital. Llanos del Hospital, Pirineo Aragonés, 2011
EL PAISAJE Y EL PASAJE VISIONARIOS, 2011
Mapi Rivera
Te invito a suprimir ese pensamiento tan penetrante y sutil y cubrirlo con una gruesa nube del olvido… Porque el amor puede alcanzar a Dios en esta vida, pero no el conocimiento. Anónimo inglés. XIV. La nube del no saber
…Quien, herido de amor como el heliotropo, decida iniciar el camino de ascenso hacia Helios, deberá purificar su ser, abandonar lo familiar, desprendiéndose de todo lo conocido, para poder volverse libre y liviano. Se trata de una fase de arranque del viaje nada fácil, pues las inercias y los hábitos llevan tiempo motivando nuestros actos. Teresa de Jesús decía que esa fase del camino era como regar el jardín del alma sacando el agua del pozo con las propias manos. Es un inicio minucioso del viaje hacia el Misterio, durante el que se avanza muy lentamente.
Sin duda, muchos viajeros se han sentido perdidos, abrumados ante la perspectiva del largo recorrido que queda por andar. Con el fin de orientar a estos aventureros, un monje anónimo escribió en el s. XIV un texto llamado “La nube del no saber”. Esta pequeña guía es una suerte de brújula para cualquier caminante espiritual que, mediante el símbolo de “la nube” y “la tiniebla”, anima al desasimiento e invita a impulsarse hacia lo divino por medio del amor.
Basta imaginar a nuestro alrededor una nube luminosa para tener la oportunidad de desconocer todo lo que creíamos conocer, de abandonar todo lo sabido y sumergirnos en esa vaporosidad sin fricción. Nuestra visión no sería capaz de enfocar nada, y en esta inmersión en la nube, la ausencia imaginal limpiaría la retina de todo lo visto y conocido…