LA SOSTENIBILIDAD DE LA IMAGEN

Josep Maria Jori

En sintonía con el evento de PHotoEspaña 2008 y en su correspondencia, la Galería Fernando Latorre de Madrid recupera la presencia de Mapi Rivera, una de sus artistas, en la Beca de Creación Norte Zaragoza 2007 para ofrecernos una atrevida, sorprendente y selecta muestra de obra fotográfica escogida entre la ingente obra visual generada en el marco de dicha dotación.

El atrevimiento radica en apostar por la obra en sí, por su contenido conceptual y sobre todo estético, por su plasticidad y belleza por encima de su autoría y ahí radica uno de los aciertos del proyecto, de lo contrario, no se habría consumado como tal. Se trata de una autoría compartida en todo el desarrollo y realización, totalmente implicada en la creación de las tres individualidades comprometidas en la obra resultante; Mapi Rivera, Ramón Casanova y Jorge Egea.

Merece la oportunidad citar aquí una de las aportaciones teóricas del catálogo editado al efecto, Carlos Guerra, comisario, crítico de arte y profesor de Arte Contemporáneo de la UPF nos recuerda que “En el mundo del arte, la individualidad y los valores que se le asocian cotizan mucho más que los esfuerzos colectivos. La ilusión de una subjetividad desbocada y encarnada en la figura del artista representa un mito insoslayable aún. (…) Cualquier trabajo o forma de cooperación en el campo de la estética se parece mucho a un cepillo arrastrado a contrapelo de esta cultura artística. El polvo levantado produce tos. No en vano el sistema del arte mantiene la figura del individualismo como una de las propiedades más preciadas.

Por eso, una investigación estética como la que presentan Ramón Casanova, Jorge Egea y Mapi Rivera desconcierta por su carácter abierto, cooperativo, extenso e inconcluyente. Una investigación compartida, como la suya, es una rareza. Todo lo contrario de esas figuras mediáticas que produce el arte de los últimos cinco minutos.”

He ahí, lo sorprendente de esta creación, de estas imágenes, dado que es poco frecuente, más allá de avatares colectivos, que tres jóvenes artistas, tres personalidades, tres resonancias, decidan por propia iniciativa, en un acto de voluntad, conspirar, es decir respirar conjuntamente para un proyecto de creación. Hace falta, se requiere, un notable dominio de la sombra personal, de la propia resonancia, para ponerse al servicio de una idea al modo platónico, de una y solo una imagen Original, compartir la búsqueda y lo descubierto, compartir el encuentro y las hermenéuticas y sin convertirse, verterse con los demás, en ese aroma de la creación.

En concreto aportar cada uno su experiencia y modificarse en las transformaciones del otro sin perder identidad, al contrario, ganándola y ganándose el reconocimiento mutuo. Ello de todas formas sólo se consigue mediante la voluntad expresiva, es decir el pensamiento cordial y, por tanto, por la gratitud, no sólo entre los autores, sino por la gratitud que comparten hacia la fuente de inspiración, por ese conspirar desde el mismo y hacia el mismo principio, bebiendo de distinta forma pero de la misma fuente y pronunciándose en armonía con la imagen latente. Esta imagen latente es la que sostiene la obra fotográfica y la que despierta la percepción del espectador implicándolo en la sostenibilidad de la imagen.

Mapi Rivera, coherente con toda su obra anterior aporta sus experiencias visionarias, que otra cosa puede aportar que la luz de la visión inexplicable e inexplicada, que trata de dilucidar en su investigación doctoral sobre “el sentido numinoso de la luz”. Como siempre se presenta mediante el soporte vivo y desnudo de su cuerpo, significante y significado, con sus gestos y gestaciones de sentido en esa imagen hierática y receptiva. Se presenta a través de los dibujos de luz, fotografías de Ramón Casanova, en esa simbiosis visual que han conseguido después de tantos proyectos en común.

Ramón Casanova aporta y desvela su intuición contemplativa sobre la luz como materia prima de toda imaginería. Como iniciado en la cámara oscura domina todas las técnicas de la incubación de la imagen, al ingeniarse una cámara fotográfica hecha con barro que hace las veces de huevo, útero iniciático y en la que el cuerpo debe trasmutarse en materia fotosensible, en estética pura. Centrándose, actualmente, en la investigación doctoral sobre “la epifanía de las imágenes”, como búsqueda del código por el que toman cuerpo, en esa in-corporación confluye con Jorge Egea, en otra simbiosis de colaboración en lo que seria el asombro por el aparecer de la imagen.

Jorge Egea, con una dilatada obra escultórica, vivifica la materia con el modelado de la luz exterior, en su donación de forma, se mantiene fiel al espíritu clásico en el sentido que la forma significa por sí misma el espíritu, porque es la forma humana la proyección de la imagen original, de ahí su investigación doctoral sobre “el modelado como creación y conocimiento”, en el sentido de contemplación activa que levanta la materia.

La selección de las obras que se exponen se centra preferentemente en dos momentos muy precisos de todo el proceso, los contactos de piel con barro y los contactos de piel con luz a través de una mínima apertura o estenope en la cámara de barro, en definitiva, la fijación de la imagen viva en la materia sensible, en sus cualidades de Luz, de Tierra y de Carne.

Para concluir parece oportuno añadir un fragmento del texto de Ana Revilla, directora de la Fundación Norte, por lo que tiene de conmovedor, al desprenderse de su comentario esa referencia a algo que no se sabe que es exactamente y que se siente opuesto a determinadas inercias imperantes del espectáculo contemporáneo. “De este proyecto, de su génesis y de su resultado valoramos no sólo el trabajo ejemplar de los creadores y de su equipo, si no también su eficaz claridad comunicativa. Quedamos impresionados ante la intensidad emocional y poética, que atrae a un público nuevo, al que le han abierto puertas y además le ayudan a traspasar fronteras, a acercarse a algo que le atrae pero que a su vez desconoce. Esta eliminación de la actividad pasiva del espectador es otra manera de reivindicar el acto de la percepción. Contiene la actualidad de la fotografía, de la acción creativa, de la video creación, de la instalación…y además su convivencia con técnicas más tradicionales como el modelado. Por último, destacamos la creación de una iconografía propia, utilizando el cuerpo en su máxima expresión, desnudo, como luz, como vida después del barro; y el agua como elemento coagulante y volátil. Con ello han conseguido una exuberante puesta en escena, poética, simbólica, llena de ideas y de valores para reflexionar, sentir y disfrutar. ¡Todavía quedan cosas interesantes por crear, por mirar y por descubrir!”

Mapi Rivera

1

El amor que vive en mi interior me impregna.
Soy tan fuerte como el agua que no encuentra obstáculos
en su fluir continuo.
Entera, madura, como una gran voluntad.
He dicho sí al amor,
un amor que se mira en tu rostro
y te traspasa
y me traspasa,
pues no soy su dueña, sólo su hogar.
No poseo al amor,
sólo la firmeza para amarlo.
Me entrego a él toda tierna
para que me tome.
La vida es una elección íntima.
Uno se reúne en su centro
y decide latir amor o desamor,
latir esperanza o pena,
latir salud o enfermedad.
El amor es un bálsamo, una fuerza, un poder.
Retumba dentro de uno como la música,
la nota acorde a la vibración en una cámara vacía.
Las palabras tienen que ser justas, precisas, afiladas,
no se pueden desperdiciar.
Fluyen cuando la inspiración las humedece
y entonces hay que dejarlas discurrir.
Nacen de un silencio puro
y su sonido debe empezar y acabar en el silencio,
sin distorsionarlo.

2

Los rayos de sol atraviesan mi vulva,
encienden con luz el agua abismal de mi vientre.
Ilumino con amor lo que por naturaleza es oscuro.
Atraigo la luz sin atraparla con la inercia del mar ventral.
El lago de mi ombligo se transforma en mar.
La luz genera corrientes, pulsaciones, que animan el agua quieta.
Soy mujer, femenina y solar.
Amo mis aguas, mis ciclos, mis curvas
y amo mi corazón luminoso.
Sé que la tierra me constituye,
sé que la luna mueve mis energías,
Pero también sé que la voluntad es redonda como el sol.
Soy mujer, soy tierra,
me entrego a mi decisión de cultivarme.
Soy activa, manos que siembran, mirada atenta al cielo.
Cuido un círculo en el que lo femenino y lo masculino se abrazan,
se respetan en mi ser.

3

Choco contra unas paredes de piel,
este ambiente es cálido pero es oscuro,
siento que mi latir no es mío,
que mi pulso pertenece a la gran matriz
que me contiene y me atrapa.
Quiero salir, me ahogo porque aquí el aire es denso
y la respiración no tiene cabida.
Sé que rasgaré este espacio,
que generaré un vacío,
pero la fuerza que me impulsa proviene del otro lado del Universo.
La he visto desde aquí dentro en mi imaginación.
La conozco pues es mi verdadero origen,
su imagen está sellada en mi alma.
Sé que al otro lado de estas paredes
que me mantienen aparentemente,
viva fluye un inmenso mar de luz.
Su fuerza es una semilla en mi interior que me empuja hacia fuera.
Tiro de este cordón umbilical,
mi corazón guía a mi vientre y a mi cabeza.
Oigo el llanto de una niña y los gemidos de una gran madre,
mientras atravieso su vulva con los ojos bien abiertos.
así es como la amante se reúne con su amor,
viéndolo, mirándolo, directamente al rostro.
Mi ombligo se ha cerrado y, al instante,
como una herida sana,
ha desaparecido.
Ya no tengo madre, soy mi propia madre.
Ya no tengo hija, soy mi propia hija.

4

He roto mi placenta en estas aguas,
nazco de este cuerpo imaginario a una realidad sutil.
La luz me dibuja un cuerpo liviano,
no me pesan las extremidades ni la espina dorsal.
Se eleva mi cabeza y mi corazón.
He perdido el ancla,
he abandonado lastres y equipajes,
he olvidado el sentido de la gravedad.
El amor pleno y solar me inflama.
Sencillamente, henchida de ternura, nazco
más pura, más entera, más madura.
No es la primera vez que nazco en vida,
ni es la primera vez que una parte de mí muere.
Una anciana madre se desprende de mí como una piel curtida y seca.
Cuanto más me entrego al amor,
más el amor se derrama en mí,
es el elixir de la vida.