Para que el recorrido por mi exposición imaginaria no se cierre de golpe, sino quede más bien indefinidamente abierto, he elegido un trabajo que consigue hipnotizar al espectador y mantenerlo en suspense. Se trata de un vídeo sin fin de Mapi Rivera en el que dos seres repiten infinitamente el juego en el que se basa toda convivencia y comunicación: el de dar y recibir recíprocamente. Un juego universal que no conoce ni fronteras, ni diferencias y que nos transporta a un estado flotante en el que se pueden mezclar todo tipo de cuerpos y de identidades, y donde, de hecho, se mezclan la realidad, la ficción y la utopía. Es un juego a la vez sensual y emocional, banal para unos y bello para otros. El mensaje es tan sencillo que… la verdad es que no necesita de palabras en ningún idioma. Dejemos pues de hablar y disfrutemos de una bella obra de arte, imaginemos, soñemos… el epílogo.
UN JUEGO SENSUAL, EMOCIONAL Y BELLO: DÁNDOTE MI CORAZÓN
María Palier
MAPI RIVERA
Rafael Doctor Roncero
Pero Yo, siendo siempre único, es también múltiple y complejo. Parece que finalmente sólo reside la autenticidad de lo propio, de lo único sentido y que ahora se encuentra proyectado.
El trabajo de Mapi Rivera supone una reflexión poética constante sobre la piel que recubre la fisicidad del Yo. A través de dibujos, poemas, vídeos y fotografías, esta joven autora realiza una obra donde lo esencial es la intensidad emocional que reside en nuestra cubierta cutánea. Se parte de la contemplación de otras cosas vivas, como las frutas, que están sostenidas y acotadas por otras pieles, por otros soportes que las definen como formas y que traducen sus estados internos. Yo es siempre paralelo a todas las cosas que palpitan este mundo, como las piedras. Todo se nos muestra como piel y a través de su opacidad debemos ser capaces de instalarnos en el conocimiento de lo interior.
Las primeras obras de Mapi Rivera se gestaron a raíz de que la autora sufriese una enfermedad cutánea no esperada y por supuesto no deseada. Una alteración en la superficie que era capaz de conmover demasiadas cosas en un interior intacto. Mapi Rivera realizó un trabajo con su piel mediante el que poetizaba en medio de un naufragio. Su obra evoluciona del dolor individual a un canto de fuerza excesiva en el que se reinventa y reconstruye convirtiéndose en algo que se acopla más a Yo que lo ya dado o ya adquirido. Yo es ahora un árbol, Yo ahora es una flor, Yo ahora son alas… Fuera y dentro, quiero ser todo lo que siento y me convierto en esas cosas que me rodean y que las reconozco como espejo de mis emociones. Me convierto en un árbol con el simple hecho de construir una piel que acoplar a mi forma. La autora recoge telas y alambres y cose su propia apariencia. Al final todo se va a reducir en una única fotografía, una imagen sencilla testigo de lo sentido y conseguido.