LA GRAN RELAJACIÓN

Desde el vértigo del precipicio,
desde el filo de este año incierto que está a punto de quedar atrás,
doy las gracias,
pues ha zarandeado la tierra bajo nuestros pies,
obligándonos a vivir con la sensación de desarraigo,
haciéndonos estremecer con su temblor,
agrietando el suelo que pisábamos.

Cuando todo lo que creíamos saber
se siente movido a reducirse a lo esencial,
se nos da la oportunidad de encontrar la firmeza
en lugares poco comunes, poco esperados, poco conocidos,
obligándonos irremediablemente a arraigarnos en nuestra propia interioridad.

Gracias año incierto,
por empujarnos a reafirmar nuestras certezas,
desechando lo accesorio,
quitándonos las máscaras,
aunque paradójicamente nuestro rostro se oculte para respirar.

Gracias, por hacernos conscientes de nuestro aliento vital.

Gracias, pues en el jardín de la humanidad,
hay flores raras, que florecen en condiciones adversas.

“Aprended a vivir la vida como si fuera vuestro último día.
Nada extraordinario tenéis que hacer
y, sin embargo, es extraordinario lo que podéis hacer.
Permaneced en vuestros hogares,
abarcad espacios recónditos y remotos,
universos lejanos.

Las galaxias giran en vuestro espacio interior,
vosotros contenéis todo lo creado.
Igual que el adn contiene la información de todo vuestro ser,
vosotros contenéis la información de todo lo manifestado.
Con la yema de vuestros dedos tocáis el astro solar,
pues es su Luz la que calienta vuestra vida.

Sois seres complejos, infinitos,
una vez habéis abierto vuestra percepción,
podéis traspasar la retícula de vuestra visión,
podéis traspasar las paredes de vuestro hogar,
podéis traspasar la piel del cosmos
y ver más allá de toda la creación.
Pues, en verdad, os digo que es un juego de muñecas rusas
y vosotros contenéis lo que es contenido
y reproducís la Luz en la oscuridad de vuestros vientres
y así os olvidáis de que provenís de la Luz que nunca ha sido concebida.

La creación es una burbuja de oscuridad,
un vientre generador,
un pliegue para la concepción.
La Luz que no ha sido creada la envuelve y la sostiene.
Podéis ver esa Luz primigenia,
podéis anhelar esa Luz primigenia,
podéis percibir, sentir y conocer esa Luz primigenia,
porque ella es la médula de vuestro ser.
Ella salpica la noche de estrellas y ella inunda el día de luz.
Ella siembra amor y vida y os deja libertad para germinar.
Ella cosecha en el momento preciso en que abrís vuestros pétalos y florecéis.
Ella cosecha en el momento preciso en que atravesáis las capas de la irrealidad
y descubrís, en verdad, quien sois.
La ilusión se rasga en el centro del ojo de la frente,
y así la visión es como un faro en medio de la noche.

Vivid cada día como si fuera el primero
y sorprenderos con la belleza de la manifestación.
Vivid cada día como si fuera el último
y atravesad la noche estelada de la ilusión.
Naced a la Luz que no ha sido creada,
saboread la paz y la calma de la disolución.
Pues cuando dejáis de ser,
empezáis a ser,
y esa nada que os asusta todo os tiene que ofrecer.
Pues es la plenitud de lo que no ha nacido,
pues es la plenitud de todo lo que puede nacer.
La nada es, en verdad, vibrante y embrionaria,
y aun así no es nada y es la gran relajación.
Y aun así, es todo sin división,
a pesar de que de ella surge la fragmentación.
La luz del origen tiene un vientre de oscuridad
para poder concebirse a sí misma y experimentar.

Vive cada día como si fuera el primero,
sabiendo que eres luz bienvenida en un mundo incierto.
Sorpréndete y vive cada día como si fuera el último
y no tengas reparo en abandonarlo todo
para regresar a la nada que te concibió.”