LAS AGUAS NUTRICIAS DE LA INSPIRACIÓN
Mesa de trabajo. La Casa Amarilla.
Octubre 2021
Suelo rememorar mi infancia imbuida en un estado de profunda inspiración y bienestar. Pasaba horas jugando e imaginando, e intuyo que el juego es la primera y más libre forma de creación. Aquello que imaginas se hace realidad, ese es el poder que no olvida un infante que ha crecido jugando. Con los años, he llegado a recuperar ese estado de fluidez creativa, gracias al proceso imaginal y visionario en el que me sumerjo para crear.
Aquella conexión y comunión con un flujo de Luz que sentía de forma natural en la infancia cobró sentido para mí cuando comencé a leer los relatos visionarios de las místicas y místicos del Medievo. Hildegarda de Bingen, Hadewijch de Amberes, Margarita Porete, Ibn Arabi, entre otros, me regalaron las perlas de su experiencia para que yo pudiera reconocer la joya de la mía propia. Gracias a sus testimonios, pude tomar conciencia de un proceso de inspiración y creación visionaria, así como reconocer el valor de estas vivencias tan íntimas y difíciles de apalabrar por su latencia insondable.
Durante más de 9 años, me dediqué a indagar las experiencias de personas sensitivas que habían tenido algún tipo de percepción dilatada de la realidad. Reconocí que esta experiencia de ampliación de la conciencia no era un territorio exclusivo de la mística, sino que era parte indispensable de toda iniciación chamánica. Así mismo, descubrí que eran incontables los relatos de personas no iniciadas en ningún tipo de orden o comunidad espiritual, que, de forma espontánea, en ocasiones abrupta e inesperada, habían abierto su percepción a realidades vibrantes, luminosas y transformadoras. Una crisis profunda, el enamoramiento, un viaje, la inmersión en la naturaleza, una Experiencia Cercana a la Muerte, pueden llegar a ser trampolines para dar el salto a un nuevo modo de percibir el mundo.
En el libro “El Sentido Numinoso de la Luz” (Herder, 2018) recopilé un gran número de estos relatos que, con diferentes peculiaridades y matices, conservan notas constantes, proclives a ser rastreadas y cartografiadas. Dediqué especial énfasis a los procesos de creación, dado que los creadores somos aquellas personas que no solo nos anonadamos en las visiones de Luz, a menudo abrumadoras, sino que, además, nos atrevemos a interpretar y traducir, a través de la imagen, lo que hemos visto. El valor de las imágenes nacidas de una experiencia de visión y transcendencia es que, a su vez, pueden estimular a quien las contempla el despertar de la percepción que las motivó. Las imágenes inspiradas son semillas de inspiración capaces de fecundar la visión de quien las mira.
En esta mesa de trabajo, os hablaré de estos procesos inspirados que todos tenemos el potencial de experimentar si nos abrimos a la posibilidad. Se habla muy poco de este tipo de experiencias reveladoras, sin embargo, creo que es precisamente su fulgor el que enciende las brasas adormecidas de nuestra receptividad, a la espera de aumentar su Luz. También creo que, durante la infancia, inmersos en nuestro juego, estamos más cerca de recordar y saber que somos seres creadores, capaces de suspender el tiempo y de religarnos al cordón umbilical de nuestra infinitud.